Durante el mes de noviembre de 1520, las naos de Magallanes exploran ese autentico laberinto de agua que es el Estrecho que desde 1525 lleva su nombre, aunque por ahora se le conocerá como Estrecho de Todos los Santos o de los Patagones, y que en gran parte hoy corresponde a la Región de Magallanes y de la Antártica Chilena, con capital en Punta Arenas, donde puede verse una reproducción de la nao Victoria. Pigafetta da una bella descripción de este entorno en su diario: "la tierra de este Estrecho, que a la izquierda se dirige al sudeste, es baja. Le dimos el nombre de estrecho de los Patagones. A cada media legua se encuentra en él un puerto seguro, agua excelente, madera de cedro, sardinas y marisco en gran abundancia. Había también hierbas, y aunque algunas eran amargas, otras eran buenas para comer, sobre todo una especie de apio dulce que crece en la vecindad de las fuentes y del cual nos alimentamos a falta de otra cosa mejor. En fin, creo que no hay en el mundo un estrecho mejor que éste."
No señala el italiano la presencia de seres humanos en este solitario estrecho, más bien no se encontraron con ninguno, pero sí que intuyeron su presencia cuando los expedicionarios vieron de noche unas llamas en las orillas que hizo que Magallanes diera el nombre de Tierra del Fuego a la que acababan de descubrir. Hasta el 27 de noviembre no consiguen los viajeros ver el final del Estrecho, no es por ello gratuito el que llamaran al último saliente de tierra que sobrepasan para salir a mar abierto con el nombre de "Cabo Deseado".
El 28 de noviembre escribe Pigafetta cómo desembocaron del estrecho para entrar en el gran mar, que desde entonces dejó de denominarse Mar del Sur para, en contraste por el tortuoso viaje por el Estrecho, pasara a llamarse Mar Pacífico. Son solo tres las naos que hasta este Océano llegan: la San Antonio ha desertado y dado media vuelta para regresar a la Península Ibérica, llavándose gran cantidad de víveres que echarán en falta los expedicionarios que sí se adentraron en la travesía del Pacífico. Créditos - Ilustración: Hieronymus Cock, 1562
No señala el italiano la presencia de seres humanos en este solitario estrecho, más bien no se encontraron con ninguno, pero sí que intuyeron su presencia cuando los expedicionarios vieron de noche unas llamas en las orillas que hizo que Magallanes diera el nombre de Tierra del Fuego a la que acababan de descubrir. Hasta el 27 de noviembre no consiguen los viajeros ver el final del Estrecho, no es por ello gratuito el que llamaran al último saliente de tierra que sobrepasan para salir a mar abierto con el nombre de "Cabo Deseado".
El 28 de noviembre escribe Pigafetta cómo desembocaron del estrecho para entrar en el gran mar, que desde entonces dejó de denominarse Mar del Sur para, en contraste por el tortuoso viaje por el Estrecho, pasara a llamarse Mar Pacífico. Son solo tres las naos que hasta este Océano llegan: la San Antonio ha desertado y dado media vuelta para regresar a la Península Ibérica, llavándose gran cantidad de víveres que echarán en falta los expedicionarios que sí se adentraron en la travesía del Pacífico. Créditos - Ilustración: Hieronymus Cock, 1562
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