Pinus pinea L.
PinaceaePinus es el nombre clásico latino del pino. Pinea, también del latín: pineus-a-um, piña. Es característica su forma de gran parasol, con una copa redondeada y achatada. Soporta bien la sequía y suelos pobres, y gusta mucho del sol. Es muy longevo (supera los 500 años) y de crecimiento mucho más lento que otros pinos.
Especie circunmediterránea, es más abundante en el sur de la península ibérica y partes de Italia; aunque se puede encontrar por caso toda la costa europea del Mediterráneo (también en Turquía y el Líbano). Es, de hecho, la segunda especie autóctona más abundante en el arbolado sevillano, con más de 4.000 ejemplares. Los podemos encontrar a orillas de la Dársena, en Paseo de Colón, y en muchos parques (Amate, Alamillo, Los Príncipes,...), además de encontrarlo en las afueras en forma silvestre en bosquetes, límites de fincas, zonas forestales, etc.
Es el pino más importante para la producción de piñones en el viejo mundo, al ser estos de mayor tamaño que en otros miembros género, característica que le da su nombre vernáculo. Además su madera ligera y flexible es muy utilizada en carpintería y construcción marítima; así como para elaborar carbón vegetal. Su piña tarda tres años en madurar (en la mayoría de pinos tardan dos años), lo que hace que se puedan recolectar sus piñones casi todo el año ya que la piña puede permanecer mucho tiempo ya madura sin caer. Ademas el piñón mantiene su capacidad de germinación durante años.
Muchos artesonados en palacios e iglesias sevillanas (por ejemplo en el Real Alcázar) son de madera de pino, y también de pino se realizaron muchas de las naos y carabelas que desde Andalucía partirían a la exploración y colonización del Nuevo Mundo; árbol que también les acompañaría en su descenso desde Sevilla hasta Sanlúcar de Barrameda a lo largo de la ribera del Guadalquivir, despidiéndose de tierra firme con el Pinar de la Algaida en el horizonte.